martes, 12 de mayo de 2009

Leyendas Escolares (Parte I)

Un texto al estilo autobiográfico, que aguarda sus merecidas críticas, sentimientos encontrados y similitudes atiborradas, ¿a todos nos pasa de cierta manera lo mismo? MI pasado formo mi presente, y hoy más que ayer lo valoro.

Leyendas Escolares (Parte I)

Todas las mañanas me levantaba temprano, con la modorra del día que no te deja ni moverte, cosa común entre los estudiantes de primaria, mi mamá siempre me gritaba, levántate! nunca le hacía caso , porque las madres siempre nos gritaran? Una y otra vez se repetía este ritual antes de ir al colegio.

Una bocina sonaba estrepitosamente ante mi puerta la movilidad escolar, era una combi que habría tenido mejores épocas, conducida por la señora Susana o Susy como le saludábamos. No sería las más jóvenes de las señoras pero conducía con una demencia que daba miedo o con una pasividad alarmante, todo dependía de su estado de ánimo. Si en el colegio aprendí mucho creo que también lo hice en mi transporte escolar, allí tuve mi primera pelea, conocí a mis mejores amigos, allí supe que se siente ser un hermano mayor y empecé a tener ideales.

El colegio terminaba, todo cansado me retiraba a mi casa, prometiéndome que dormiría al llegar; cosa que jamás hice hasta la universidad; mi vida se reanimaba al llegar a mi movilidad y como siempre debía primero saludar primero a la señora Susy, esperando su aprobación o su soberana reprimenda por hacer esperar a todos, si bien todos en la combi nos conocíamos éramos un estilo de familia disfuncional.

Recuerdo una vez que dos chicos mayores, me pusieron a mí y a mi compañero en una disputa que termino en pelea en el asiento de atrás, curiosamente mi vida en la movilidad escolar siempre deambuló por ese dichoso sitio, él termino con el labio partido y yo con el ojo morado, quien diría que horas más tarde fue nuestra primera comunión, y yo con en la foto con el ojo morado. Más tarde los dos seríamos los más grandes amigos, cosas que pasan ¿no cierto? En la movilidad siempre estuvimos divididos en dos segmentos los chicos de secundaria y los de primaria que éramos los subyugados pero a la vez los de secundaria eran como nuestros hermanos mayores.

Berrios un nombre que nunca olvidare con los años no se qué fue de él, puede que no se acuerde ni de mí, pero de cierta forma fue la primera persona fuera de mi padre que admiré, creo que era alto, capaz ahora yo soy más alto que, pero cuando eres pequeño todo lo ves grande, era uno de los pocos “grandes” como les llamábamos, que nos dedicaba minutos de su tiempo contándonos historia y muchas veces el único que nos defendía. Una ocasión él comentaba con unos de sus contemporáneos en un asiento de la movilidad, hablaba de una obra literaria y de Cervantes me dio curiosidad puede ser que es desde allí donde me atrajeron las letras. Como es la vida yo de niño quería ser como él……..

Un amigo muy preciado de aquellos tiempo, nunca se sentó en un asiento, se metía debajo del asiento de atrás y se dormía, si se le preguntaba decía que hablaba con su padre, que curiosa es la vida, el suyo falleció cuando el solo tenía 8 años.

Habían también los niños revolucionarios, mi generación siempre siguió la línea del la combi, era una norma verbal que pasaba año a año pero las generaciones que nos precedieron cada vez eran más movidas. Esa norma era respetar y venerar a tus mayores, siempre pensé que cuando sería mayor me tendrían que tolerar, mas cuando eso paso aprendí a ser más tolerante. Así las generaciones pasan los grande se fueron y yo formaba ahora parte de los viejos.

Comprender a los niños, claro los comprendo de lejos porque no los soporto, tan molesto y llorones, mosqueadores y chillones mi transporte escolar tenía un zoo como los llamábamos de “mojones”. Pero aún así los quería con todos sus defectos eran mis hermanos menores y como mi antiguo héroe quería ser su ejemplo. Recuerdo cuando le enseñaba a jugar canicas, como debía estar en clase y los apodos de profesores, me miraban de reojo y sabían que podían contar conmigo era un sentimiento volátil pero especial.

Cada años la cantidad de compañeros de la combi variaba, creía que éramos como un talk show de invitados irregulares, de los cuales pocos pasaban a ser parte del programa, pasaron los años y pronto todos mis compañeros se desembarcaron del bote, ya era hora de salir y surca las calle a mi propio modos, ya no más señora Susy, tantos memorables recuerdos por contar, pero ya al final de la historia desembarco para nuca más regresar. Aquello niños que eduque y aquellos grandes que admiré, forman parte de las mis propias leyendas escolares.

Coco

Continuara….